Pueden convivir dentro de una misma fe la experiencia cristiana y la budista Zen? ¿Hay más similitudes que diferencias entre estas dos maneras aparentemente tan diferentes de darle un sentido último a la existencia humana?Estos fueron los temas de la conferencia Zen y fe cristiana, sustentada por la Dra. Ana María Schlüter Rodés el pasado 21 de septiembre, y organizada conjuntamente por el Centro de Formación Humanista y Zendo Betania de México. La presentación fue hecha por el P. Gonzalo Balderas. O.P., quien enfatizó la necesidad de un diálogo interreligioso en el mundo de hoy. La Dra. Schlüter inició su intervención con algunas someras precisiones sobre el Zen, cuyo contacto formal con Occidente puede decirse que inició en el año de 1873, en ocasión del Congreso Mundial de las Religiones celebrado en Chicago. De allí, su expansión fue inmediata, alcanzando un auge en Europa durante la década de los sesenta.El Zen no constituye una mera transmisión de enseñanzas, afirma. Es más bien una ayuda para el hombre, a fin de que salga a flote su ser más profundo y descubra su verdadera realidad. Esto se alcanza mediante un camino de "abismamiento" (que no meditación) o "buceo", a fin de descubrir algo que se encuentra más allá de toda palabra o concepto.Para el Zen, importan sobremanera la postura corporal y la respiración adecuadas, ya que el cuerpo no es una cosa material. Es esencial para el practicante "estar sentado sin objeto", a fin de no verse enredado con las ideas producidas continuamente por la razón.Schlüter aseguró que la práctica del Zen por cristianos en estas últimas décadas se extendió gracias a la labor realizada por algunos jesuitas radicados en el Lejano Oriente. Incluso, el Concilio Vaticano II aprobó un documento llamado Ad Gentes, el cual asienta en su artículo 18 que se debe prestar suma atención a toda tradición ascética surgida antes del advenimiento del Evangelio. Esto constituye "una abierta invitación a los fieles cristianos a promover los bienes espirituales de otras religiones". En su opinión, estos textos conciliares animaron el estudio y la práctica del Zen, y el propio papa Paulo VI bendijo esta labor ecuménica.Mediante la práctica del Zen, afirmó la ponente, el cristiano aprende y practica un nuevo método de abismarse en el misterio, y este método descubre la dimensión mística de la fe: "El cristiano pasa de tener una creencia a tener una fe, y adquiere un nuevo lenguaje y una apertura a otros horizontes".Indicó también que entre el Zen y la mística cristiana existen imágenes que, aun cuando en contextos diferentes, son completamente coincidentes, como en el segundo libro de la Subida al Monte Carmelo, donde San Juan de la Cruz habla de una luz en el alma humana que se encuentra sin embargo "encapsulada" por las formas y las pasiones, y en varios textos budistas se afirma que todos los hombres son seres iluminados, pero no pueden darse cuenta de esto debido a su forma engañosa de pensar.Otro aspecto coincidente es la comprensión real del concepto de persona del que, por ejemplo, San Agustín muestra toda su amplitud, al hablar de las tres personas de la Santísima Trinidad: el individuo es humano sólo por su relación con Dios y con los otros".Finalmente, la conferencista aseguró que el contacto mutuo enriquece a los fieles de ambas religiones, ya que "un budista encuentra en el cristianismo una nueva perspectiva de compasión y ayuda al prójimo, y un cristiano encuentra en el Zen una nueva mística". Como colofón a este diálogo académico, el P. Alejandro Cancino, S.J., realizó algunos comentarios sobre la idea de ‘experiencia’ mostrada por la Dra. Schlüter, y abundó en la pertinencia de establecer alternativas y experiencias de diálogo entre las religiones y entre los hombres."
En el principio...la Palabra, pero antes, el Espíritu flotando sobre las aguas..."
Revista Sinarquìa - Mexicanidad, Justicia Social y Espiritualidad.
2 comentarios:
Es imprescindible tener Zen para comprender el cristianismo al 100% y trascender. Estoy seguro que así como usamos proverbios chinos, en Judea utilizaban técnicas del Zen, por eso al principio no resultan tan claros los textos de la Biblia, pero luego se les encuentra todo el sentido.
El Zen es necesario para comprender el cristianismo y trascender.
Así como usamos proverbios chinos, en Judea seguro usaban técnicas Zen para hablar y comprender, pues luego de saber Zen, a la biblia cristiana se le encuentra todo el sentido.
Publicar un comentario